lunes, 21 de julio de 2014

Malos tiempos para el el pop-art

Tarde o temprano tenía que ocurrir. La orla del Nocturno de este año ha tenido una crítica, nunca mejor dicho, casi unánime: no ha gustado, he pinchado en hueso, ha sido un bluf monumental.

El castañazo lo veía venir. Había una idea primigenia para la orla muy distinta que precisaba de la buena disposición, paciencia y comprensión de algunos profesores, que tendrían cierto protagonismo en la orla a cambio de determinada dosis de choteo; nada demasiado grave, pero que precisaba cierta complicidad y paciencia. Esa orla destilaba una pequeña dosis de perversidad que hacía que, cuando me cruzaba con determinados compañeros, se me escapara una sonrisa malévola. Y, claro, saltaron las alarmas de los posibles damnificados. Podía haberles pedido permiso y quizá no hubieran puesto ninguna pega, pero no lo hice para no acabar con el efecto sorpresa; y cuando me dijeron "cuidadito con la orla", preferí desechar el proyecto a que éste creara algún conflicto. Así que pasamos al plan B.

El plan B consistía en crear una orla homenaje a la estética pop-art de los 60 haciéndole un guiño a la obra de Andy Warhol y sus famosos retratos. Los rostros de profesores y alumnos aparecerían con la estética informal del cómic sobre el fondo de un lienzo del propio Walhol pintado de manera muy peculiar. Una apuesta así tenía sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Por un lado, como comentó benévolamente mi compañero Javier, una orla artística te invita a mirar cara por cara, algo que uno hace rara vez con las orlas convencionales, en las que uno va a ver principalmente su propia foto y la de los amigos. Por otro lado, ver tu cara y tu peinado cuidadosamente preparado para la ocasión transformado sin avisar en un careto pintarrajeado con colores rarunos no gusta; y con toda la razón del mundo.

Durante la cena de graduación de 2º de Bachillerato, los alumnos me hicieron saber uno por uno la desilusión que les produjo la orla. Algunas se veían como la niña de la curva, como la esposa de Shrek o como un alienígena de Avatar. Hubo también quien me dijo que le había gustado, pero curiosamente era alguien que no aparecía originalmente en ella.

El fracaso de este año no sé cómo tomarlo. Puede servirme como excusa perfecta para dejar de hacer orlas, ya que cada año lo voy llevando peor lo de los palizones de última hora para componerlas. Puede servir también como aliciente para mejorar en el futuro, un paso atrás para tomar impulso. Sea una cosa u otra, se verá más adelante.

La orla de este año, que no ha dejado indiferente a casi nadie, es ésta. Sois libres de decir lo que queráis de ella.



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